jueves, 14 de febrero de 2013

Real Madrid 1-1 Manchester United...Old Trafford dictará sentencia



El aroma de la Champions despierta las feromonas de los futbolistas y de los aficionados de forma que la sensibilidad cutánea se dispara y la emocional roza el precipicio, cada ocasión de gol es un estallido de alegría o desesperación y cada susto un atentado contra la cordura, y todo se multiplica exponencialmente cuando en liza se encuentran dos equipos de tanta historia y con tanta pólvora en sus delanteros. Madrid y Manchester United son historia viva del fútbol europeo y mundial y anoche nos volvieron a ofrecer un nuevo homenaje a su recuerdo.
El Madrid empezó mandando con claridad, dominando el encuentro y arrinconando a los ingleses. Tras muchas elucubraciones sobre el trivote de presión alta, que acabará jugando en Old Trafford y en el Nou Camp, me apuesto contigo lo que quieras, al final Mourinho apostó por el equipo tradicional, un 4-2-3-1 para lanzar un mensaje de optimismo moderado a sus jugadores. Éstos lo entendieron y en apenas 10 minutos de juego y acumulaban 4 disparos a puerta, uno de ellos, de Coentrao, al palo después de que De Gea rozara la pelota con la yema de sus guantes, o de sus dedos, tú eliges.
Los jugadores estaban enchufados, el público animado y Mourinho con nuevos bríos, cosas de la Champions, pero entonces sucedió lo que nadie preveía. En la primera aproximación del Manchester United el árbitro pitó un córner que no era (justicia poética del fútbol si rememoramos el clásico de hace unos días) y Welbeck ganó la partida a Ramos para adelantar a los ingleses. Jarro de agua fría, valga el tópico, para los aficionados, jugadores y entrenador que en rueda de prensa no dudó en cargar las tintas contra el central sevillano en un craso error de juicio. Mourinho dijo que él prepara los partidos y no puede hacer nada si los jugadores fallan sus duelos individuales, ¡error!, su misión como entrenador es organizar una táctica que permita las ayudas de tal manera que los errores individuales sean suplidos por los aciertos del conjunto, capítulo I de la asignatura “Táctica” del curso de entrenadores.
El gol, volviendo al encuentro, frenó en seco a los madridistas que no sabían lo que estaba sucediendo. Habían dominado, habían tenido las mejores ocasiones y aún así iban perdiendo. El fútbol es así de caprichoso. Y justo cuando peor estaban las cosas Di María y Ronaldo copiaron casi milimétricamente el gol de la final de Copa de hace un par de años para igualar el encuentro. El portugués se elevó y se mantuvo en el aire como suspendido, recordando a los mejores cabeceadores de la historia, esos que decían que marcaban los tiempos, y dando una esperanza a la hinchada blanca.
A partir de ahí el Madrid volvió a tomar las riendas del encuentro y siguió sumando ocasiones de gol hasta el descanso. Algo cambió, sin embargo, tras la charla técnica. El Madrid se fue desdibujando a medida que Xabi Alonso perdió fuelle, debido a su lesión, y el Manchester, sabedor de que ya había conseguido su objetivo de marcar un gol, se parapetó atrás tapando todos los huecos habidos y por haber provocando la pesadilla recurrente del Madrid, su incapacidad para atacar defensas estáticas.
Fue realmente desolador ver como jugadores de la talla de los que tiene el equipo blanco no eran capaces de encontrar una alternativa a su juego, una estrategia ofensiva más allá del ataque a la carrera. Mourinho lo intentó con Modric, con Higuaín e incluso con Pepe, pero nada, el problema no era de jugadores sino de ausencia de preparación previa, de trabajo del ataque en estático. Tanta fue la desesperanza que en los últimos instantes del partido Van Persie, ese asesino silencioso y tan elegante que disfrutas hasta cuando te mata, pudo haber sentenciado la eliminatoria a favor de su equipo. Primero el larguero, tras rechace de Diego López, después Xabi Alonso en la raya de gol y después el propio Diego López dieron vida a su equipo para el partido de vuelta, a lo que  ayudó que el árbitro no dejara sacar el último córner al United, ¿remordimientos del error de la primera mitad?
En definitiva, un gran partido de fútbol, repleto de alternativas que no hizo más que abrirnos el apetito para el partido de vuelta que se presenta apasionante, con un Madrid que tendrá que marcar al menos un gol y un United que planea sin motor con el aliento de sus aficionados.

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